Un poema para Ivet


Poema 3


Mis manos frías han dejado de reposar en tus caderas,
el hielo y la piel se han fundido
en el ardor silencioso de la tarde.
mis manos no reposan en tus caderas,
orbitan furtivas alrededor de mi cabeza como pájaros tremulosos
en la helada niebla del rocío.
 Como la escarcha que centellea en mis pupilas y entorpece el recuerdo de tus labios.
Mis manos huérfanas de tu cuerpo gimen en mis bolsillos,
sobre mis sienes desoladas,
gimen como la encina al beso de la lengua de fuego de la tarde,
crepitan.
Saltan como vencejos que no han de  posarse jamás,
como vencejos desquiciados
que no volverán a posarse jamás.



Afarero


Con las manos llenas del barro de tu inocencia,
soy alfarero,
Sin arte, ni escuela, ni oficio
acerco mis dedos temblorosos a tu corazón de arcilla,
acerco mi aliento a la tierra fértil de tu ser
sembrado de  futuro.
La vida es un torno imparable
y mis huesos trazan de surcos tu memoria
Sin que pueda evitarlo
¿Que dibujo he de grabar en tu infancia
para que en tu madurez seas clemente conmigo?
Que sombra, que circulo, que imagen plasmar en el tiempo
para que mires atrás con cariño y melancolía.
Sin rencor,
sin miedo, sin vergüenza…
¿Qué trazos delimitan el paisaje de la felicidad?
El torno gira y gira como el viento
 atravesando el calendario,
invierno, primavera, el verano ya se acerca
y tu semilla se nutre de mi sangre y mi presencia.
Sigo en ello,
ungido de barro e ignorancia,
rezando por hacerlo bien,
rezando por hacer lo correcto.



Poema 20

Tu recuerdo es un arpón,
 un anzuelo letal en el costado
que al respirar pulsa los tendones
del arpa desafinada de mi cuerpo.
Cierra la presa del hueso
y hasta el tuétano se vierte desnudado
entre la piel de las sabanas marchitas.
Goteo febril, sudor y sangre
 por la alfombra despistada de la tarde,
y me revuelvo consciente de que me atrapo aun más
en la afilada agonía del recuerdo,
en el páramo alcohólico por el que deambula
la presencia vagabunda de tus labios.
Soy cómplice del hálito amarillento que rodea las viejas fotografías
y  pervierte las imágenes
con la falsa solemnidad de la distancia.
Mirar atrás es un suicidio
cuando estas herido por el oxido
de los buques encallados,
mirar atrás es sentenciarse entre aparejos crueles,
precipitarse al abismo
mientras las sirenas te destrozan los tímpanos
de soledad.

Poema 27

Hay hombres que pueden ser como el agua.
Como el agua estridente
que golpea el suelo del tiempo
desintegrándose en lágrimas inertes
sobre el terreno yermo.
La emoción,
es caer desaforadamente sobre la realidad.
Una multitud de hombres cayendo
sobre la futilidad del día.
Estallando como una supernova acuática,
sin redención,
contra el duro paramo de la  pleitesía.
Es tarde y  llueve la humanidad derrotada.
Y en la calle riachuelos de hombres
fluyen hacia el barro.
 
 







4 comentarios:

  1. Tienes una errata en un poema:
    "el hielo y la piel sean fundido" debe ser "el hielo y la piel se han fundido"

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. On puc comprar a Menorca el teu llibre "Un poema para Ivet"

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